Tres aspectos para comparar un vino

¿Porqué me gustan unos vinos más que otros? ¿Cómo puedo empezar a elegir un vino? ¿Cómo se diferencia un vino de otro?

¿Cómo puedo comparar un vino con otro?

Todos pasamos por estas preguntas sin respuesta cuando nos iniciamos a solas en el apasionante mundo del vino.

Solamente en España tenemos una carta de unas 38.000 referencias y, en 2019, se cuentan cerca de 4.400 bodegas, con enólogos que van y vienen.

¿Son datos abrumadores, verdad?

¿Son estos vinos comparables entre sí, sin más? Es evidente que no. Existen unos aspectos que permiten segmentarlos y ayudarnos a tomar una posición a la hora de elegirlos, compararlos o valorarlos.

Tres aspectos del vino

Hablando de vinos secos, existe una amplia variedad de criterios para distinguirlos. A mí, personalmente, me gusta segmentar estos vinos según:

  • La uva
  • La filosofía de la bodega
  • La elaboración

La uva como aspecto diferenciador

La variedad principal de uva de un vino es el factor más determinante a la hora de diferenciarlo. No podemos comparar melones con plátanos. Siendo un poco más precisos, tampoco podemos comparar un melocotón con un albaricoque aunque se trate de frutas blancas y de hueso.

Existen unas 1.400 variedades de uva en el mundo, lo que da a entender que el primer paso es conocer la variedad de uva que contiene nuestro vino. En el registro vitícola de España existen 250 variedades inscritas. Ello nos permite acotar los vinos españoles en una categoría más concreta. Si tenemos en cuenta que de estas, unas 50 o 60 son las más habituales, la cosa se simplifica un poco más. Puedes empezar por probar vinos elaborados con alguna de las siguientes uvas:

Las uvas se distinguen, básicamente, por su tipicidad y los aromas primarios que aportan al vino. Unas uvas aportan aromas de frutas, flores o especias, mientras que otras los aportan de vegetales.

La contra-etiqueta del vino suele mencionar la variedad de uva. En caso contrario, por la región de procedencia del mismo, se puede adivinar con cierta facilidad, tal y como ocurre con muchos vinos franceses.

La filosofía de la bodega

Este aspecto es interesante, ya que habla de intención, de concepto. No se puede valorar por igual un producto artesanal y uno industrial. Ambos transmiten valores bien diferentes, al margen de la calidad, la utilidad, el precio, etc.

Se pueden distinguir dos filosofías que definen el modo de entender el vino de una bodega:

  • Los vinos de mínima intervención
  • Los vinos tecnológicos

Vinos de mínima intervención

En estos vinos se busca la expresión de la uva, sin artificios añadidos. En la bodega, el enólogo persigue unos vinos que revelen la identidad del terruño del que procede la uva.

Un gran vino solo puede elaborarse a partir de una gran uva. Para quien puede acceder a una uva de gran pureza es un sacrilegio enmascararla. A modo de ejemplo, un melocotón de Cieza, que es capaz de perfumar toda una casa con solo dejarlo en la mesa de la cocina, apetece comerlo a mordiscos, sin siquiera lavarlo. Como mucho te plantearías hacer una macedonia con otra fruta de la misma calidad y pureza para hacer un postre creativo, pero poco más.

Como es de suponer, una uva completamente natural solo puede proceder de una viticultura respetuosa con el viñedo y de unas prácticas de mínima intervención sobre el suelo y la cepa.

Este tipo de vino se limita normalmente a explotaciones pequeñas, donde el trabajo es manual y el proceso de cultivo y elaboración del vino es artesanal.

Los vinos de mínima intervención son vinos que reflejan sinceridad. Vinos con alma.

Son vinos que se muestran vivos. Por su forma de elaboración tienen una amplia evolución en botella. Van variando en aromas y sabores a cada trago, y de una botella a otra.

Vinos tecnológicos

Éstos, son vinos que, por determinados condicionantes (la calidad de la uva, los objetivos comerciales, los requerimientos del mercado, etc.), no pueden basarse exclusivamente en el aporte de la uva como ingrediente único a la hora de lograr un resultado concreto.

Para grandes producciones, se requieren uvas procedentes de multitud de parcelas con características diferentes y de cosecheros con prácticas de cultivo desiguales. La calidad y la sanidad de la uva no puede ser uniforme. En este caso, no podemos hablar de un vino que exprese la singularidad de una parcela concreta.

A partir de esta dispar materia prima, la labor del enólogo es encomiable, sobre todo cuando se persiguen objetivos que exigen exactitud. Para ello, la industria del vino propone diferentes alternativas que le permiten rediseñar, apoyar, ensalzar, enmascarar, modificar, o aportar nuevos aromas y sabores al vino.

Lo que verdaderamente muestran estos vinos es la meritoria labor de alquimia del enólogo.

Son vinos que por su forma de elaboración han sido estabilizados. Muestran un perfil aromático persistente durante la ingesta y se puede esperar de ellos que cada botella ofrezca la misma experiencia que la anterior.

La elaboración

El método de elaboración es el otro elemento determinante. No es lo mismo preparar un plato de berenjena en tempura con apenas una pizca de sal y una raya de miel de romero, que una receta de berenjena y calabacín con bechamel y queso parmesano.

Dentro del método de elaboración de un vino seco podemos distinguir vinos:

  • Jóvenes
  • Con crianza sobre lías
  • Con crianza en madera

No es comparable un vino joven, con uno criado sobre lías, o con otro criado en barrica de roble americano, húngaro o francés tostado, durante 4, 8, 12, 24 o 36 meses.

Dependiendo de la elaboración, se obtienen vinos dispares, aun compartiendo la misma variedad de uva y la misma filosofía de intervención.

Un vino joven elaborado a partir una variedad única de uva, se muestra directo y expresivo, predominando la fruta. La crianza sobre lías aporta al vino aromas secundarios, cremosos, untuosos, de panadería… Mientras que la madera aporta a los vinos complejidad y estructura.

El método de elaboración permite buscar un equilibrio entre franqueza y complejidad.

Lee la contra-etiqueta o infórmate sobre el método con el que se ha elaborado el vino que vayas a descorchar.

 

Empieza a amar el vino

Toma tus notas e intenta apreciar diferencias entre vinos elaborados con las mismas uvas y bajo la misma filosofía, pero con distintos estilos de elaboración. Podrás adentrarte en la influencia de la añada, del suelo o de la inspiración del enólogo.

Las diferencias son palpables. Es el placer de apreciar y diferenciar, lo que constituye el arte de amar el vino.

Con estos tres aspectos del vino ya puedes segmentar con criterio propio los vinos que ofrece el mercado o la región, y disfrutar del placer de degustar, comparar y opinar. Verás como el abanico de posibilidades se reduce mucho y te será más fácil adentrarte en este mundo.

Los vinos de Alto de Inazares

En Alto de Inazares vinificamos nuestras propias uvas. El cepage lo componen ocho variedades de las cuales unas son prestigiosas con presencia en el mundo, y otras son autóctonas o más selectas. Nuestra filosofía se centra en vinos de mínima intervención a partir de uvas de máxima calidad, cultivadas de forma ecológica. Es la paleta de aromas que nos da la añada, lo que nos inspira con cada vino. La producción es artesanal y muy limitada, en ocasiones exclusiva.

El proyecto tiene un gran componente de investigación y experimentación. Nunca antes se había plantado un viñedo a 1373 m de altitud en el continente europeo. Las variedades manifiestan aquí su tipicidad influida por lo extremo del clima, lo agreste del suelo y el entorno casi salvaje. El premio a tal nivel de estrés es casi un elixir; una uva diminuta, prieta, cargada de aromas, acidez, mineralidad y una maduración lenta que la hace única.

El estilo se encuentra en su etapa más temprana. Estamos exprimiendo el potencial aromático de las variedades. Elaboramos vinos jóvenes criados sobre sus lías, buscando la expresión más honrada de la uva. Cada añada inspira ensamblajes muy creativos. A partir de aquí, nos adentramos en las crianzas, siempre desde el respeto a la uva, sin enmascararla. La madera debe ser como la pajarita que aporta esa nota de distinción.


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