Bodega Alto de Inazares
La arquitectura vernácula es aquella que nace de la tradición regional más auténtica. Esta arquitectura se origina como respuesta a las necesidades de hábitat de los pueblos autóctonos de cada región.
Inazares nace en el siglo XI como asentamiento bereber y su estampa actual ancla sus raíces a finales del siglo XIX. Los gruesos muros de piedra caliza y la cubierta a dos aguas de teja de cañón, dan respuesta a las necesidades de un clima extremo de alta montaña y una actividad ganadera y del cereal, ambas de supervivencia.
100 años más tarde, en la segunda década del siglo XXI, Alto de Inazares introduce una nueva ocupación, en torno a la elaboración del vino y el viñedo como cultivo innovador. El paso del tiempo y el aislamiento (18 habitantes en 14.000 Has) ha desprovisto el lugar de mano de obra y de acceso a los materiales y medios de construcción más esenciales. El hábitat ha dado paso a una arquitectura de mínimos recursos.
El proyecto
Este proyecto resuelve las necesidades de una bodega familiar. Se trata de un edificio industrial ubicado en el viñedo más alto del continente europeo, a la cota de 1.373m. Se encuentra junto al caserío de Inazares, al noroeste de la Región de Murcia, en un paraje de gran valor medioambiental de la Red Natura 2000.
El proyecto vitivinícola nace en 2011 con la plantación de 2,85 Has de viñedo. En 2017 surge la necesidad de construir una bodega con un horizonte de producción de 24.000 botellas al año.
El programa de actividades es el propio de la elaboración y venta de vino.
Los condicionantes
Partiendo de unas necesidades de producción inicial de 4.000 botellas, se plantean los siguientes condicionantes:
- La necesidad de concebir un proyecto modular que pudiera ejecutarse en distintas fases, conforme al crecimiento de la empresa.
- La empresa es de nueva creación, lo que lleva un presupuesto de mínimos.
- Las normas del plan general de Moratalla en lo relativo al impacto medioambiental y la integración en el paisaje.
- El trayecto para los desplazamientos de grúas y transportes es como mínimo de 50 km hasta Caravaca. La dificultad para la extracción de la piedra del lugar lleva al uso de otros materiales fácilmente manipulables y sencillos en su tratamiento.
- Una filosofía basada en la sostenibilidad que se sustenta en la economía de medios, dando prioridad a la funcionalidad.
- Dar respuesta a una fuerte motivación por la construcción Hand-Made y a un gran espíritu colaborativo.
El concepto
El elemento conceptual básico es el contenedor marítimo para reciclar de tipo High Cube y Reefer, de 40’ y 20’. Se trata de un habitáculo con capacidad de carga de hasta 27.000 kg que cumple las siguientes necesidades básicas para este proyecto:
- Es autoportante: no precisa de estructura.
- Es ligero: con un peso de 5.500 kg (Reefer 40’ de 12,20 x 3,44 x 2,69 m), se sustenta sobre apoyos simples.
- Es estanco al aire y al agua: en la localidad los vientos de 150 km/h y las lluvias torrenciales son muy frecuentes.
- Está construido con acero corten acabado con resina de poliuretano: el mantenimiento a largo plazo es mínimo y simple.
- El volumen útil es el mínimo: ideal para el ahorro energético, el control de la humedad y el cumplimiento de los requisitos de limpieza y desinfección de la industria alimentaria.
Los requerimientos
El requerimiento básico de aislamiento del edificio es la protección contra la radiación solar. Para evitar el sobrecalentamiento del interior se emplean los siguientes recursos:
- La fachada se resuelve con corteza de Pino Blanco procedente del aserradero local, fijada sobre rastreles. Una lámina intermedia de polietileno forma una cámara ventilada con la superficie grecada del paramento.
- La cubierta está acabada con balas de paja de cebada local, de 35 cm de espesor y de fácil restitución. Con el aporte de agua del manantial de Inazares o de la lluvia, se logra una capa fría en el tercio inferior de la bala de paja que favorece la convección en el interior durante los días de calor.
- Otra solución para la cubierta es el empleo de fardos de sarmientos procedentes de la poda del propio viñedo, de 20 cm de espesor, que cubren la superficie proporcionando sombra. Un efecto beneficioso es la formación de una cámara micro-ventilada que favorece el refresco y la convección de la lámina superior del aire en el interior. Ambos materiales naturales, la paja y el sarmiento, son tratados con una solución preparada a pie de obra (óxido de cobre y sulfato de hierro).
- Para los módulos de guarda y crianza se emplean contenedores frigoríficos Reefer que incorporan un eficaz aislamiento térmico en su construcción y un revestimiento interior de baja emisividad térmica.
- La envolvente del edificio está cubierta por un jardín de trepadoras de hoja caduca que aumentan la protección solar en verano. El riego por goteo está conectado al del viñedo.
Los espacios
La distribución interior se asemeja a la de un submarino, donde la meticulosa organización del equipamiento y utensilios permite la optimización del espacio útil.
La compartimentación en módulos estancos permite el control del ambiente y de la iluminación, así como un sencillo mantenimiento de las condiciones higiénicas.
El espacio exterior está distribuido en torno a un patio que permite el trasiego de productos de un módulo a otro, al abrigo de los vientos dominantes del Norte. Su apertura de acceso orientada al Este permite la entrada de la brisa en verano.
Una pérgola de lonas movibles proporciona sombra en el patio para las labores de entrada de vendimia.
Edificación sostenible
La sostenibilidad de esta arquitectura de mínimos se ve reflejada en los siguientes aspectos:
- Mínimo volumen de material procesado.
- Recuperación de materiales residuales: contenedor intermodal, corteza de pino y paja.
- Cero residuos: en el proceso de construcción, el volumen de residuos ha sido de apenas 0,4 m3. Los recortes de tableros y elementos metálicos procedentes de las aperturas y pasos entre niveles, se han reutilizado como material de encofrado, de refuerzo estructural y para la fabricación de la escalera y barandillas.
- Mínima huella de CO2: resultado de un proceso conceptual y de ejecución que minimiza el consumo de energía en el transporte de materiales y mano de obra, en la transformación y puesta en obra de materiales, así como en el reciclado de escombros.
- Reducción de consumo energético en el proceso industrial respecto al modelo convencional de bodega:
- Mínimos espacios y volúmenes a acondicionar.
- Trasiego de vino por gravedad y procesos manuales de elaboración.
- El agua procedente de la fuente natural del caserío llega por gravedad hasta la explotación.
- La ubicación de la bodega en el interior del viñedo reduce a unos escasos metros el transporte de la uva.
- Energías renovables: el viento y el sol son dos fuentes abundantes de generación de energía para el suministro del alumbrado.
Construcción de la Bodega Alto de Inazares. Arquitectura de mínimos
Los vinos
Alto de Inazares extiende su ética de lo auténtico a la elaboración de sus vinos que son de producción muy limitada.
Los vinos reflejan la esencia y la expresión del lugar. Las uvas ecológicas, trabajadas desde la permacultura, les aportan un estilo renovador en la región.
Desde Alto de Inazares te invitamos a nuestro Club de Amigos del Vino en el que podrás seguir las noticias y el avance de este proyecto, así como disfrutar de catas y eventos, y de unas condiciones exclusivas de acceso a los vinos.
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