Sea cual sea nuestra formación, ésta nos proporciona los mimbres para desarrollarnos en un amplio marco de actividades. La disposición al reto es lo que nos permite adentrarnos en terrenos inexplorados.
El reto como eje transversal de una vida profesional
El reto como eje vertical de toda actividad también se hace transversal cuando surgen temáticas colaterales, a lo largo de nuestra trayectoria. Surgen otras áreas de conocimiento en las que introducirnos, movidos por ese impulso de abordar nuevos desafíos.
Nos incorporamos a estas materias, con nuestro baúl de conocimientos y experiencias que nos permiten desenvolvernos en terrenos desconocidos, aportando valor desde una visión diferente.
Mi sector es el de la edificación, una actividad que cruza todos los sectores dando soporte a cualquier ocupación humana. Cada vez que he intervenido en proyectos orientados a cubrir necesidades distintas a la de la vivienda, he sentido la pasión por empaparme de la materia para comprender mejor los requerimientos del cliente. Y es precisamente de esa necesidad de donde han surgido oportunidades que me han llevado a abordar nuevos lances.
Empecé como jefe de obra en los años 80, construyendo edificios de viviendas y públicos. Pronto compaginé esta especialidad con la de contratista de viviendas de lujo (Vilaria i&e S.L, mi primera empresa), desde ahí profundicé en la alta decoración de locales y yates. También amplié mi actividad a la promoción (Amarpe S.L), y la planificación urbanística. Los requisitos asociados al mercado del lujo me llevaron a crear en 2001 una empresa de Instalaciones Especiales (Tubo i&s S.L), para ampliar servicios orientados a la inmótica y la seguridad. Una derivada fue la apertura de una división de sonido High End (Bela & Bird). Una de mis aproximaciones a la industria química me llevó a fundar una empresa de cosmética en 2009 (MC&A cosméticos S.L) en la que logré la patente internacional de una loción de afeitado masculino (Kuwago). Esta faceta me permitió descubrir otro campo para nuestra especialidad de gestión de proyectos.
El vino como reto personal
La ejecución de mi obra cumbre me llevó al terreno vino, hasta entonces desconocido para mí. Una vez más me tuve que imbuir en nuevas técnicas y procesos de construcción, saltando a las instalaciones agrícolas y vinícolas, lo que me llevó a emprender en 2011 mi proyecto de bodega familiar, Vinazares.
Este último reto en el que me encuentro inmerso parte de la locura de plantar el viñedo más alto del continente europeo, a la cota de 1.373m. Se trata de un enclave en el que se dan unas condiciones de cultivo que, siendo extremas, aportan a la uva unas cualidades excepcionales que cualquier bodeguero soñaría poseer para sus vinos.
La finca se encuentra en Inazares al Noroeste de la Región de Murcia, en la falda del macizo de Revolcadores (el pico más alto de la región). Se trata de un paraje de alto valor medioambiental, donde desde el 154 d.c solamente se ha practicado el pastoreo y el cultivo de cereal. Tierra de fronteras, este caserío, emblema de la España vaciada, ha sido morada de Bereberes y testigo de innumerables escaramuzas medievales.
Mi esposa y yo desembarcamos con lo puesto y empezamos construyendo nuestra casa con nuestras propias manos; un sueño de la infancia que tuve suerte de hacer realidad.
Sobre el suelo aún inalterado, preparamos la plantación de 2,85 Has. a partir de un concienzudo proyecto de introducción de variedades originarias del norte de Europa. Ante la pureza del escenario, la sostenibilidad y el respeto por el viñedo conformaron el ADN que orienta nuestro día a día.
En 2018 inauguramos la bodega, en la que de nuevo he podido trasladar mi amor por nuestro oficio. Se trata de un edifico de crecimiento modular, de máxima eficiencia energética y optimización funcional del espacio.
La metodología de trabajo de nuestro sector llevada al viñedo y a la elaboración del vino me ha permitido abarcar el proyecto con una visión amplia de lo que debe ser la planificación, el control y análisis de resultados, así como la introducción de mejoras en el proceso de elaboración del vino que no dista, en su esencia, de la edificación.
Como en cualquier otro proyecto partimos de unas necesidades de mercado a las que podíamos aportar valor ofreciendo un producto novedoso para un nicho concreto. Implica la coordinación de proveedores, máquinas, construir, y llevar a cabo procesos de control y seguimiento exhaustivos. También significa diseñar el producto, hacer marketing, y transmitir entusiasmo para involucrar proveedores, trabajadores y fidelizar clientes.
La emoción como motor de todo reto
La vitivinicultura se presta enormemente a la poesía y al romanticismo. No en vano la mitología y la historia milenaria envuelven el vino de emociones. Y es cierto, el vino embriaga los sentidos. Sin embargo, lleva en su trasfondo una metodología de trabajo y exige una actitud muy meticulosa, basada en una sabiduría que no nace precisamente de la improvisación.
En esta aventura me acompañan no solo mi familia, en la que cuento con una física, un economista y una historiadora, sino también una enóloga, doctora en química orgánica que se suma a nuestro negocio aportando conocimiento científico, metodología y sobretodo pasión y creatividad.
Por mi por parte, mi formación técnica me brinda la oportunidad de penetrar en los entresijos del mundo del vino haciéndolo aún más cautivador. Me permite, y me seguirá permitiendo por mucho más tiempo, entender las transformaciones que tienen lugar entre el suelo y la raíz, la cepa y el entorno, así como las que suceden en el vino durante su elaboración y su evolución en botella, conforme se generan los aromas y otros matices no siempre fáciles de describir.
Si a esta inquietud le unes una buena dosis de ilusión, la vitivinicultura se ha convertido para mí en un espacio infinito en el que seguir explorando nuevos retos. Quién sabe con qué derroteros.
Quiero hacerte partícipe de este episodio. Por eso te invito a que te unas al Club Alto de Inazares haciendo clic aquí. Podrás compartir eventos, pasiones e inquietudes entre amigos, y acceder a las ventajas exclusivas de los miembros del club.
Te haré participe de los enfoques diversos desde los que amplío, día a día, mi capacidad de disfrutar del vino.
José Andrés Prieto Alonso
Ing. Edificación y Vigneron