Según el calendario de María Thun, ya desde diciembre de 2018, preveíamos que la campaña iba a ser difícil. Nuestro pronóstico era de 10 a 12 días de lluvia al mes, incluso en los inhabituales meses de julio y agosto.
El comportamiento final ha resultado extraño hasta el mes de julio, pero el pronóstico se ha cumplido desde mediados de agosto en adelante.
Muchos días de lluvia alternados con días secos y soleados han significado un verdadero quebradero de cabeza para la gestión de ocho variedades que inician el envero con un mes de diferencia entre sí y con ciclos vegetativos diferentes.
El 18 de agosto cosechamos con una temperatura de 27ºC. Se cortaron todas la blancas (1.370kg) y se vinificaron juntas. Se trata de un paso más en el estilo de nuestro Blanco de Blancas que inauguramos en 2017. En esta ocasión, hemos podido incorporar al ensamblaje de Chardonnay y Viognier, las primeras uvas de Gewürztraminer, Sauvignon Blanc, Riesling y Verdejo que aportan complejidad aromática. La sanidad de la uva a la entrada en bodega ha sido envidiable. Tendremos un blanco muy genuino. En fase de mosto ya era una macedonia de frutas tropicales, destacando de la piña.
Respecto a las uva tintas, la Pinot y la Syrah se mostraban a mediados de septiembre aún perezosas con el grado de azúcar. María José se planteaba descargar, para que lo que permaneciera en la cepa ganara azúcar. En aquel momento, se estaba planteando hacer un rosado con la descarga.
El 25 de septiembre se descargó 360kg de Syrah de suerte La Carrasca, y 60kg de Pinot Noir de las suertes La Cuestecica y La Tinaja. Finalmente la maduración fue mejor de la esperada permitiendo elaborar un tinto, despalillado a mano y pisado a la manera ancestral. El prensado se realizó a mano, estrujando el hollejo entre los dedos.
El tercer y último pase de cosecha en Inazares, se preveía para el 5 de octubre. Esperábamos unos 700kg con los que elaborar un Syrah 100%, y 600kg de un Pinot Noir 100%.
La Monastrell del Aceniche presentaba signos de reventones, y se procedió a la retirada de los racimos afectados. Seguimos observando la evolución de los racimos que gozaban de buena salud.
Actualmente, en Inazares estamos en un rendimiento medio de 0,4kg/cepa. La suerte de Las Perreras, que ya muestra una mayor homogeneidad, ha obtenido un rendimiento de 0,8kg/cepa.
El pico máximo obtenido desde 2011 fue la cosecha del 2017 con 3.700kg. En el 2018 se preveía una merma, debido a la fuerte intervención en la poda. Esperábamos 3.000kg , pero la meteorología nos llevó a descartar parte de la producción. El resultado final fue de 2.200kg en el viñedo de Inazares.
El temporal de septiembre afectó a la mayor parte de viñas de Bullas, hubo podredumbre. La uva no ha maduró del todo ni de manera uniforme dentro de cada cepa. De una previsión de producción de 8.000kg de dos parcelas de 2 Has, se terminó cosechando 450kg (un 5% de las expectativas). Eso sí, se seleccionó meticulosamente los racimos que estaban perfectos y al abrigo de los brazos de la cepa. Cinco jornales fueron necesarios para esta micro-cosecha de Monastrell 2019. Nada más encubar, esta uva inició la fermentación con apenas 13 grados de temperatura. Las levaduras autóctonas del Valle del Aceniche dieron muestra de su gran potencial. Finalmente obtuvimos una edición muy límitida de un Monastrell 100%
El tesón es nuestra fortaleza. La máxima de nuestro proyecto es la calidad de la uva y un viñedo fuerte y equilibrado. El adversario a batir son las condiciones extremas de cultivo. No en vano, se le llama a esto Viticultura Heroica.