El viñedo 2021

A mediados de febrero Rolando, nuestro capataz, se hizo un esguince nada más empezar la poda. El equipo humano que trabaja en la viña y en la bodega lo forman dos operarios. Dado el aislamiento de nuestro enclave no hay más disponibilidad de mano de obra para dar respuesta a eventualidades de este tipo. Este año se pretendía adelantar la poda para intercalar la replantación de las cepas que siguen sin arraigar. Era la cuarta vez en los últimos diez años. Los planes quedaron trastocados y tuvimos que alargar la poda hasta fechas límite. En primavera el trabajo es muy intenso en la viña superponiéndose, además, la tarea de recolocar el sistema de redes antigranizo; una tarea que se extiende a lo largo de 20 jornadas. En noviembre toca cada año la tarea desmontar y recoger las redes.

El 12 de Marzo se reanudó la poda

Durante la tercera semana de marzo sufrimos la primera helada fuerte de la primavera.  Las temperaturas alcanzaron -7°C y nevó tímidamente. Las yemas aún no habían movido, lo que evitó daños mayores en la brotación. La técnica de retraso de la poda nos permite retrasar el despertar de las yemas más próximas al brazo. Como contrapartida, perdemos parte de las reservas de la savia, pero es nuestra forma de asegurar la cosecha.

Esta helada fue una catástrofe en muchos puntos de España, donde es frecuente empezar la poda en diciembre y enero.

El 27 de Marzo finalizó la poda. La viña seguía llorando y las yemas no terminaban de abrirse. Las máximas fueron de13ºC.

Aunque con mucho retraso, se pudo iniciar la replantación de 1.400 cepas, lo que suponía aún el 20% del viñedo. ¡Esperábamos que fuera la penúltima vez! A estas alturas se había empleado más de 16.000 plantones para completar las 6.900  cepas que forman la explotación de Inazares. Habrá que esperar otros 6 o 7 años para que todo quede uniforme. El trabajo sobre la planta deberá seguir siendo meticuloso e individualizado para conseguir el equilibrio entre las cepas que ya tienen 10 años, con un diámetro de 4cm, y sus vecinas con tan solo año y un diámetro de 1cm. El trabajo de control consiste en acortar las raíces y la longitud de los brazos de las más antiguas para permitir a las más jóvenes competir por el suelo que es delgado y pobre. Los hoyos se realizaron a mano, con pico y marro, rompiendo la roca que impedía el desarrollo en profundidad de los plantones anteriores.

En estas circunstancias, las raíces se redirigían hacia la superficie terminando con la muerte de la planta. Además, el trabajo de la viña en ecológico favorecía la invasión del espacio vital de las cepas por parte la vegetación espontánea, con troncos próximos al plantón que superaban en más de 5 veces su diámetro. No en vano este viñedo ha adquirido el calificativo de heroico.

A mediados de Abril la Gewurztraminer empezó a brotar. Es la variedad más temprana que anuncia el despertar del viñedo.

Por fin se acabó con la replantación a finales de abril.

El 8 de Mayo aparecieron las primeras inflorescencias en el Chardonnay. La brotación se retrasó casi un mes respecto de 2018

La primavera fue más fresca y húmeda que otros años. El desarrollo de la planta fue excepcional, a pesar de los retrasos de la poda y las temperaturas frías.

A finales de Mayo el viñedo había recuperado el mismo estado fonológico que en esta misma fecha del 2020.

 

El 9 de Junio queda completada la floración de manera uniforme y sin corrimiento. El tiempo seguía inestable con días frescos y otros tímidamente cálidos.

A primeros de Julio el desarrollo de la planta seguía siendo vigoroso. Los pámpanos de la Chardonnay alcanzaron los 4 m de altura.

Con la ola de calor del 25 de Julio, la planta sufrió un estrés muy acusado.

A mediados de Agosto la viña corría peligro; los días anteriores fueron más calurosos de lo habitual y la viña lo acusó. Las hojas basales presentaban síntomas de sequía extrema lo que amenazaba la cosecha.

Fue necesario un nuevo pase de labranza para minimizar la evaporación del suelo.

A final de agosto la sequía de las hojas se había frenado, gracias a la tormenta del día 19  y el viñedo se había recuperado muy bien. ¡Volvíamos a respirar!

 Tras tres largos años de programa de viticultura ecológica, supervisado por la Consejería de Agricultura Ecológica de la Región de Murcia, logramos obtener la Certificación de Cultivo y Vinos Ecológicos.

La construcción de la bodega entró en su tercera fase, siguiendo el ritmo de crecimiento del proyecto. Se incorporan dos nuevos módulos para la guarda del vino y la logística. La mecánica de la producción va rodando cada vez de manera más eficiente.