El viñedo 2020

La poda en seco se inició el 10 de marzo y se alargó hasta el 26 de marzo. Como siempre, se hizo una poda larga, a 2 yemas y tardía, para prevenir las heladas. Sin embargo, a primeros de abril se produjo una fuerte caída de las temperaturas que llegó a quemar las primeras hojas. Probablemente, consideremos para sucesivas campañas una poda a 3 o 4 yemas para asegurar las más cercanas al brazo, que son las que nos interesan para la producción.

La formación de la cepa va consolidándose. La poda severa que se practicó en el año 2017 está dando sus resultados. Se eliminaron codos, conos de desecamiento y madera envejecida. Ahora, la viña lo está agradeciendo de manera notable.

La vegetación espontánea creció abundantemente desde principios de la primavera.

El Covid-19 se mostró implacable, y condicionó toda la actividad humana. Se impuso el aislamiento y la incertidumbre sobre el futuro más próximo.

Este año subdividimos las distintas suertes, mediante un cercado, para gestionar mejor el rebaño de ovejas y que pudiera permanecer durante más tiempo haciendo su labor de abonado natural y control de la cubierta vegetal. Anteriormente, el rebaño se introducía en otoño, desde la caída de la hoja hasta mediados de febrero, cuando escasea el alimento.

En Alto de Inazares buscamos un equilibrio en la presión que ejerce el ganado y la cubierta vegetal sobre el desarrollo del viñedo, sometiéndolo a un estrés controlado. A cambio, el manejo de las redes de protección se hace aún más complejo. La apertura y cierre de redes debe permitir el crecimiento de la planta, el trabajo sobre la cubierta vegetal, el paso del ganado, la protección contra el granizo y el ataque de las aves, así como los pases de labranza y el tratamiento con azufre.

La brotación se retrasó esta primavera unos 15 días respecto de lo que venía siendo habitual en los últimos 7 años. La poda en verde fue una de las tareas más laboriosas de cara a una maduración equilibrada.

 

6 de mayo 2019, los brotes aún no pasan de unos pocos centímetros.

A mediados de abril las variedades más tempranas (Chardonnay y Gewürztraminer) dieron muestras de despliegue de hojas. La Pinot Noir y la Syrah lo hicieron el 22 de mayo.

A mediados de mayo se realizó el clareo de todo el viñedo. Se intentó un tratamiento de prevención contra el oídio y el mildiu, pero fue en vano debido a la lluvia y las bajas temperaturas que mermaron su efectividad.

La vegetación espontánea fue exuberante.

La gestión del ganado con el nuevo método resultó demasiado tediosa y optamos por posponer este tipo de acción prolongada hasta dar con una raza de ovejas menos agresiva. Nuestro objetivo es introducir la oveja enana de Ouessant.

Durante la tercera semana de mayo se cavó manualmente las hileras para eliminar la vegetación y cortar las pequeñas raíces superficiales.

¡Las gallinas hicieron de ello un festín!

A diferencia de otras zonas vitícolas de la Península, las enfermedades no fueron intensas. Sus efectos no se hicieron notar en exceso, a pesar de la abundancia de lluvias de la primavera y del intenso desarrollo vegetativo del viñedo. Se practicaron varios pases de siega para controlar la altura y, con unos pocos tratamientos de azufre en polvo, la cosa quedó controlada. Por contra, y con carácter general, este año las enfermedades trajeron de cabeza al sector. El mildiu se propagó en exceso, amenazando las cosechas y obligando a tratamientos severos.